Las personas que quiero no están.

Lo de ser un animal nocturno es muy cool, mainstream, o la palabra de moda que sea tendencia para decir que algo mola cuando estás en los veinte y un número dos sostiene tu edad con fuerza y arrogancia, pero a los treinta yo lo que quiero es dormir pronto, para dormir bien y para así aprovechar mejor el día porque ya vas notando como se agotan con rapidez, y te das cuenta de que esa frase que te decían tus mayores de lo rápido que pasa el tiempo cuando avanzas en edad es tan cruda y real como la muerte misma.
Y por eso me jode tanto no poder dormir últimamente, noches eternas en una cama tan pequeña, no puedo ni ponerme a dar vueltas para añadirle dramatismo porque me caigo, doy medias vueltas, aunque si lo piensas eso lo hace aún más triste, algo me sale bien, ya era hora. Antes veía series o leía hasta tener ganas de dormir, ahora pienso, lo sé, estoy muy loco, ¿A quién se le ocurre? Pensar a estas horas de la madrugada, soy un kamikaze sin causa, un soldado sin bando por el que luchar, un profeta de la nada, a oscuras y mirando la oscuridad que cubre su techo y las paredes y todo lo que me rodea.
Dormir es placentero, son las treguas que da la vida, las risas y dormir, los orgasmos también pero tiene demasiados efectos secundarios, por lo que mantengo mi sexo en su sitio, olvidado, anhelando el cuidado de mis manos, pero tiene que entender que su uso y disfrute sólo me trae más dolor y sensación de soledad a mí, y por mucho que se lo crea, yo soy más importante que él.
Lo que más puede doler a una persona es ver a una persona que te importa y que quieres, sufriendo y no poder ayudar, esa impotencia, ese sentirme inútil, culpable, está matando partes de mí que no sé si voy a saber revivir, no poder ayudar, que lo único que pueda hacer es no empeorar las cosas, no joderla más, está eliminando mi naturaleza, quemando mis ilusiones, intoxicando mi mirada, contaminando mi sonrisa, se está cargando mi planeta, y no hay Greenpeace para este torpe sin fronteras.
Yo soy buena persona, lo sé, tengo una conciencia muy activa, abogo por la paz de todes nosotres, respeto al máximo, jamás he discriminado a una persona, en mi mundo sólo hay dos tipos personas, gilipollas y no gilipollas a los que no sólo tolero si no que amo y admiro, aunque a veces no sepa demostrarlo, soy educado, tengo sentido del humor, soy feliz hasta reventar cuando mis amigos y familiares me dan buenas noticias, me pongo triste hasta explotar cuando me dan malas noticias, intento arreglar las cosas con diálogo y diálogo, intento configurar los fallos en mi sistema actualizando mi software y mi hardware, intentando ser una mejor versión siempre, para mí, para quien me rodea, intento aprender siempre, nunca estar satisfecho, siempre inquieto, siempre buscando algo más que me llene de sabiduría y amplitud de vida y mundo, soy el compañero ideal si apuestas por mí, y sin embargo aquí me hallo, sin poder dormir, a veces cuando estoy a punto, una mosca se pone a revolotear por mi cabeza, y ya no sé si está dentro o fuera.
Quizá sea porque la última vez que soñé tuve una pesadilla que se repite constantemente, en el sueño corro por Granada, y está llena de gente, las calles alborotadas de personas pero no veo a mis seres queridos, cada vez que toco el hombro a alguien se da la vuelta y todo son caras sin rostro, una y otra vez caras sin rostro a mi alrededor, todas las personas que quiero no están, y lloro en mitad de la acera mientras la gente me ignora al pasar por mi lado.
Lo dije al principio, la vida va a velocidad de vértigo a estas alturas, y no hay manera humana de pararlo todo y dejarlo como está, la gente sigue con sus vidas y yo mientras aquí sin poder dormir y sin poder escribir algo que me saque de aquí, siempre he confiado en mí con todo, en mi talento, ha sido mi única carta, yo doy todo o nada, por eso sí creo en alguien también lo hago de esa forma, si creo en algo no hay plan B, y lucho contra mis demonios para vencerme y ser una persona a la que querer tal como es, una persona que te ilusione ver, alguien por el que merezca la pena estar,  y con la que quedarse no sea un castigo si no un regalo, que yo también valgo lo mío, joder. Las cosas que me digo para poder coger el sueño, masturbación de cariño y ego, de ensalzamiento del yo, un poco de pomada para este corazón solitario quemado por los rayos de esperanza que nunca debí darle, o si, si no de que iba a vivir, si no tiene mucho más.
Me empiezo a aburrir a mí mismo, voy a dormir con miedo de volver a soñar lo mismo, que las personas que quiero no están, que nadie se queda conmigo, las caras sin rostro, ya ni dormir tranquilo puede uno, joder.
Echo de menos a mí yo feliz, ese sí que dormía bien, el cabrón.

Comentarios