Dibújame una sonrisa

29 de diciembre: San David.
David vuelve a casa tambaleándose después de estar bebiendo con sus amigos celebrando su santo, solo es creyente como todos, cuando hay algo que celebrar, y se ha pasado toda la noche bebiendo y riendo con sus amigos, los de toda su vida, política, fútbol, sobre las relaciones, y si, joder, hasta de hipotecas y bancos, la sangre hervía con esos temas, pero siempre le encontramos el sentido del humor a toda pequeña tragedia, siempre acabamos riendo, desde hace décadas todos juntos, encontrad un tesoro mejor que ese si podéis.
A David le va bien la vida, da mucho asco, su primer libro se vende bien, sus amigos y familia han visto al verdadero David y ahora le quieren más, con el miedo que le daba eso, y bueno de chicas… Menos mal que siempre ha sido un solitario y que eso no le hace feliz o infeliz, porque desde que ha sacado el libro no ha follado, para que luego digan de los escritores, algunos dicen que es porque sigue enamorado de su ex, otros porque es muy vago, yo, que no le conozco mucho, diría que es un poco gilipollas y no liga para nada como la gente piensan.
David está volviendo a su casa y suena una versión de Beat it de Michael Jackson versionada por Fall out boy, cantando a pleno pulmón por las calles solitarias de su pueblo e imitando los gestos del más grande pensando que le salen bien (Pero no).
Pero algo perturba su fuerza, (Lo siento, acabo de ver Star Wars VII) se gira y ve a una chica apoyada entre dos coches, vomitando y parece que llorando, se acerca a ayudarla y le sujeta el pelo mientras sigue vomitando, luego la levanta y la lleva al banco más cercano.
David: Me has manchado las zapatillas de vómito y no sé ni cómo te llamas.
Malva: Me llamo Malva, y lo siento, pero nadie te pidió ayuda.
David: Bueno, no quería estropear ese pelo tan bonito que tienes.
Malva: Joder, los escritores sois patéticos, intentáis ligar hasta con una chica casi en coma.
David: Sabes quién soy.
Malva: Si, pero no te flipes, en este pueblo te conocen todos, tienes tu libro en la librería, lo vi.
David: ¿Y no lo quieres? Te lo puedo firmar.
Malva: Si lo quisiera lo tendría, pero no, no lo quiero, siento si eso daña a tu bien relamido ego.
David: No, no… No me importa…
Hay un silencio de dos minutos y veintitrés segundos, cuando Malva decide romperlo.
Malva: Jaja como sois los escritores, basta con no lameros el ego y os ponéis dignos eh.
David: No, que va, no es eso, solo no sé qué decirte.
Malva: Mira, no te ofendas, pero lo que menos necesito hoy es a una artistilla de medio pelo consolándome para meterme mano.
David: Me gusta que mi fama siga perdurando aquí, joder, dime entonces que necesitas.
Malva: Lo que necesito es amnesia.
David: Espera que busque en mis bolsillos, no, no tengo, espera un momento, ah no, es mi bolígrafo de firmar, no tengo.
Malva: Deberías haber sido cómico y no escritor.
David: Siempre fue mi sueño.
Malva: Nunca es tarde, dicen.
David: ¿Quieres que avise a alguien? O te acompañe a casa o algo, no sé.
Malva: Solo déjame aquí y vete.
David: Venga, nada puede ser tan grave, me apuesto lo que quieras a que te acabo sacando una sonrisa si me cuentas tu historia.
Malva: No quiero sonreír y no te voy a contar mi historia, no voy a ser otra historia que puedas contar en tus pajas
(Ups)
David: Vale, no quiero ser mal pensado, pero estoy empezando a pensar que de verdad quieres que me vaya y de que te caigo realmente mal. Jaja ¿No? ¿Ni con ese clásico te ríes? ¿Estás muerta por dentro o qué?
Malva: Mira David, seguro que eres un tío muy simpático, de verdad, pero no tienes ni idea de por lo que estoy pasando, no es algo que se arregle con cuatro gracias, ni con carantoñas, ni con todas las putas bebidas y drogas del mundo, sé que todo está en mi puta cabeza, y no soy nadie para hacer cargar a alguien con esto, es mi problema, mis mierdas y no tengo porque manchar a nadie.
David: Pues a mí ya me has manchado el zapato, por lo que ya puestos.
Malva: De verdad, vete, además, soy lesbiana, no vas a conseguir nada conmigo, venga vete.
David: Ah bueno, joder, haberme dicho que eras lesbiana desde un principio, te hubiera dejado ahí tirada, puede que incluso te hubiera señalado y reído y ahora no tendría las zapatillas llenas de alcohol mal digerido.
Malva: Ja ja, muy gracioso si, ahora por favor déjame en paz.
David: Bueno, un hombre sabe cuándo se debe ir, en mi caso cuando te dicen trece veces que te vayas, pero antes déjame contarte algo, quiero hablarte de un amigo mío que ya no está, murió, murió de repente, sin que nadie se lo esperara, a pesar de ser un chico que desde pequeño había vivido con todo tipo de enfermedades, desde pequeño había vivido prácticamente de hospitales, decenas de operaciones, incluso trasplantes, con ese tipo de vida nunca eres una persona normal, no lo era, y era mejor así, era único, motivo de burla en ocasiones, en muchas, el nunca dejó de ser como era, siempre respondía a todo con una sonrisa, y siempre mantenía el mismo espíritu optimista, y su vida era una jodida tragedia joder, no podía hacer prácticamente nada, era como un niño burbuja de más de treinta años, tenía motivos más que de sobra para estar deprimido, para ser un capullo con los demás, para estar enfadado con la puta broma macabra con la que le habían marcado al nacer, pero no, el siempre encontraba una razón para reír y lo que es más importante, para hacernos reír a todos, cuantas putas carcajadas nos ha provocado, se me cierra el estómago y se me empañan los ojos cada vez que lo recuerdo, sí, me dan ganas de reventar todo lo que tengo alrededor de la rabia de no poder tenerlo aquí, pero también y estoy seguro de que él quiere esto, también sonrío al recordarle, y él sabe que a pesar de los años está impregnado en mí su optimismo en tiempos pesimistas y que eso está en mi libro implícito, yo no sé qué te ha pasado a ti, pero a todos nos rodean mierdas, muchas de ellas irreparables, y no digo que no debas beber hasta intentar arrancarte el dolor, solo digo que después, cuando vuelva con la resaca, piensa que todos somos personas solitarias que sufren cada una su propio infierno, y que nunca sabemos lo que puede sentir la otra persona, porque todos tenemos nuestro propio umbral del dolor, solo nosotros mismos, y que aunque sirve apoyarse, tú te tienes que hacer fuerte y ser más poderoso que cualquier dolor que te consuma el pecho, por la simple razón de que no nos queda más remedio, no nos queda más remedio que dibujarnos una puta sonrisa cada día, él es mi ejemplo de ello, y puede que no ahora, pero espero que un día pienses en aquí, en este mismo pueblo hubo una persona con la peor suerte del mundo y supo darle la vuelta… Con una sonrisa…
David se fue a su casa, hizo todo lo que pudo, pensaba él y nunca lo vio, pero Malva después de un rato allí reflexionando… También sonrío.

Comentarios