Doctora Frankenstein.

No hay nada más peligroso que un escritor con insomnio y es aún más peligroso si el que escribe no es escritor si no un divagante, la incoherencia hecha papel, paja para espantapájaros…
Todo empezó dejando caer los pétalos buscando mi inocencia en los folios dejándome seducir por la voluntad del diablo, entumeciéndome por la magnitud de las palabras, desilusionando sueños, abrazándome a tormentas perfectas, convirtiendo mi vida en un delirium tremens, abriendo de piernas a la inspiración, buscando mi salvación en cada renglón y en cada copa llena de ausencia, ¿No ves lo importante que es salvarme de mi mismo?
Me preparo un taza té caliente, añado algo de leche es como una abrazo cálido en forma de taza que intenta ahogar el sonido exterior con el sonido que sale del interior… Aun así doy las gracias por tener estas heridas, busqué la manera de curármelas, me enseñaron eso que sientes como muerte, es la inocencia interrumpida y ahora bebo entre las rocas y acelero el corazón y las tripas con ron cerveza y whiskey…
Me descubriste entonces inconsciente de la realidad, y te quise en el primer instante en el que me besaste por traer algo de mí de vuelta que creía muerto, doctora Frankenstein…  Pero no te quedas a ver cómo sigue el show y yo me quedo haciendo mi pobre performance que no tiene sentido sin ti.
Y susurrare al oído mientras escucho como se corren, vacilare, seré un ser despreciable, querré vaciarme, por las tráqueas, por las espaldas, sobre los pechos, hare pensar que soy uno más, que no necesito que me abracen, que no necesito que me quieran, que soy incapaz de dar amor de hacer feliz a alguien, Y todo el mundo lo creerá porque no han visto como me cambia la cara cuando te miro o me hablas,
Y acabo con deseos de acercarme con sigilo a las llamas del abismo donde encuentro calor de mi digno, creyendo solo en la inspiración en consistente desarrollo cuando te alejas de mi rumbo perdido a otro más seguro que yo, exhibiendo tus bellísimas alas y huyendo volando…

Comentarios