Dormir en paz.

Quise ser escritor por dos razones principalmente: Calmar los nervios del estómago y poder dormir en paz. Era pequeño e inconsciente, no sabía que las profesiones más adecuadas para ello eran funcionario, banquero sin alma, tertuliano del corazón, o político. Pero dejé que esa llama iluminara los rincones oscuros que no entendía de mi mismo y se convirtió en droga, en la adrenalina del peligro y el escalofrío en la nuca, en nunca acabar entero, siempre hecho pedazos, pero sintiéndome vivo. Aquel niño no sabía sin embargo, que ese estilo de vida es como un parásito que te chupa todo hasta dejarte sin nada para así poder escribir sobre todo, que te consume hasta estar vacío para tener ganas de volver a llenarte, que hace que sientas un mar enfadado en tu estómago que arrasa con tu esperanza, y escuchas las mareas golpear y marear tus tripas, y escuchas el viento gritar palabras de dolor y de arrepentimiento. Y en este estado en el que me siento ni siquiera puedo escribir para salvarme un poco, porque todo lo que me sale es un grito ensordecedor que dice: ¡¡¡AAAAAAAAH!!! Y todo rima con eso, y la masturbación y las hierbas relajantes no ayudan, añaden más caos a esta vaina loca, todo muy jodido vamos, y necesito algo de ayuda, para así poder calmar a mi estómago y poder dormir, tener una tregua, un oasis, y viajar en el tiempo y darle una colleja a ese niño que un día se puso a escribir para calmar el dolor y decirle que estudiara y fuera una persona más normal que no tuviera ese sonido constante en la cabeza que no me deja dormir ahora. Voy a la farmacia a ver qué me dan para eso.

Farmacéutica: Hola David, ya te dije que no hemos inventado una máquina del tiempo para darle una colleja a tu yo pequeño. No está en nuestras manos eso.

David: Joder, no hay manera, con las ganas que le tengo, y bueno, que tiene para mí para poder dormir.

Farmacéutica: Pues verás, ha salido un producto nuevo, pero no sé si conociéndote debería dártelo, porque puede llegar a ser muy adictivo.

David: Dame, dame, dame, dime qué es, ¿Porqué dices que no deberías dármelo? ¿Adictivo? ¡Dámelo!

Farmacéutica: Vale vale, tranquilo, veras, te explico, son unas pastillas que te debes tomar antes de dormir con un vaso de agua con sal, y enseguida tumbarte en la cama porque actúa rápido, lo que hace es dejarte entrar un trance donde puedes llegar a vivir lo que sería tu día perfecto, puedes llegar a sentir las cosas, a saborearlas, el problema es que en un estado como el tuyo puede ser contraproducente porque puede que te quieras volver a sentir una y otra vez ese día perfecto y eso haga que te alejes de la realidad, además debo advertirte que puede que en tu día perfecto sucedan cosas que no sabes que querías y que están en el subconsciente y que te pueden sorprender, y no sé si estás en el estado perfecto para eso.

David: Vale, me las vas a dar ahora mismo.

Farmacéutica: No debería, estás muy alterado, ¿Has probado eso que te dije de leer a Paulo Coelho? Es mano de santo.

David: !Si, lo probé y lo único que hizo fue alterarme más, dame esas pastillas por favor!
Farmacéutica: Prueba con leer a tal Pablo Rompe, tienes unos diálogos muy largos en Krakens y Sirenas que hacen dormir a cualquiera.

David: Quiero dormir en paz, no tener pesadillas, por favor dame las pastillas.

Farmacéutica: Vale, pero te voy a dar sólo una, debes tener cuidado.

David: Tranquila, yo controlo.

Farmacéutica: Eso dijiste de las Pringles verdes y te veo comprar en la tienda de enfrente cada día un paquete.

Tengo una farmacéutica muy metomentodo, cierto, pero siempre me cuida, soy su mejor cliente en las noches que no puedo dormir y le hago compañía. Llego a casa y me dispongo a tomar la pastilla con mi vaso de agua con sal, miro la pastilla con esperanza, quizá aquí vea lo que necesito ver para poder dormir en paz de una vez. Allá voy. Nos vemos en el otro lado.

Abro los ojos y huele a churros y a chocolate caliente, de repente noto una cabeza asomando de entre las sábanas, ¿Es quién creo que es? Lo es, me besa y me pide que se lo coma, le digo que me encanta comérselo y ella me dice que le encanta como lo hago, bajo y hundo mi cabeza en sus muslos, acaricio sus labios con mi boca y mis dedos, escucho sus gritos de placer y veo su espalda curvarse, me agarra la cabeza, sigue, sigue, y yo sigo, se corre y enseguida, entre jadeos, me pide que se la meta y que culmine dentro, que deje toda mi leche calentita en ese coño maravilloso que acabo de saborear, me mira a los ojos mientras me corro, ella se corre de nuevo, que sinfonía de cuerpos, que melodía de placer, que aroma de conexión, de amor, de lujuria. Dormimos un poco más y desayunamos churros con chocolate, ese olor me viene de mi infancia en casa de mi abuela que era churrera y los veranos dormía en su casa, recuerdo bajar las escaleras levitando, hay jamón y queso en tostadas con tomate y zumos y batidos para elegir, cada uno lee los periódicos en un silencio reconfortante y hogareño. Nos miramos, sonrisa cómplice, todo va bien, jodidamente bien. De repente no está ella y hay un montón de libros a elegir en mi estantería, libros nuevos de mi lista que ardo en deseos de leer, me siento en mi jefe sofá y me dispongo a devorar las letras y letras de escritores y escritoras que hacen tambalear mi mundo, escriben las cosas que yo siento, escriben las cosas que me gustaría escribir, que gusto mas egocéntrico tengo, bueno, eso ya lo sabía, pero disfruto de este momento de paz que estas letras de mentes tormentosas me traen. Siempre amé la playa, me crié a metros del mar, y estoy con mis amigos y amigas comiendo mis platos favoritos y bebiendo mis cervezas favoritas en un local sólo para nosotres enfrente del mar, las risas fluyen, la alegría estalla, el sol brilla sobre nuestras sonrisas reencontradas. Hay una siesta entre medias, cortita, cerrar los ojos y descansar la vista, es la hora tonta, puede que me masturbe, cierro los ojos y comienzo a imaginar, un momento, ¿Que hacen Tom Hardy y James Franco a mi lado? ¿Y porqué estoy teniendo fantasías con ellos? Y lo peor de todo, ¿Porqué esto no me sorprende? Mira que ternura y dureza tiene Tom, mira que sonrisa tiene James, y como se le achinan los ojos, vale, esto está durando más de lo que pensaba. Vamos mis amigos y yo a un pub irlandés por la tarde, porque si hay un Dios sabe que una de las cosas que mas me gustan son las fiestas de día, embriarme con mis colegas cuando el sol aún no se ha ido, bailar hasta sentir que ya no tengo edad para tanto trote, pero seguir porque no paran de poner mis temas favoritos, y el Barcelona juega en la tele y Messi lleva un hay trick, y viene ella, si, la de esta mañana, y forma parte de este ritual de la felicidad y la vida es más sencilla ahora, y la boca me duele de tanto reír. Hay un momento entre la tarde y la noche en la que estoy en mi cama y como Pringles verdes mientras veo alguna de mis series favoritas, vale, tengo un problema con las Pringles es verdad, y con las series, es verdad, pero disfruto como un niño de este momento de paz para mí, en que el hago dos de mis cosas favoritas, comer y ver como una idea escrita se ha llevado casi por arte de magia a la pantalla. La noche es joven y hay concierto de mi grupo favorito, Skunk DF, primera fila y a darlo todo con mis colegas fans de Skunk DF, dándolo todo y más y quedándome sin voz, el cantante me saluda y habla de mi segundo libro cuyo prólogo es suyo, me subo y canto con él “Anestesia ” y ” Lucha interior”, el mundo me está devolviendo la sonrisa y me guiña el ojo y yo no puedo ser más feliz. Volviendo a casa aparece de nuevo ella, si, ella, con una bici y me dice que me va a enseñar a montar en bici, y sorprendentemente aprendo rápido, como se nota que esto es un sueño, he aprendido algo nuevo que estaba deseando aprender, y volvemos a casa en bici. De repente esto solo en mi cuarto, tengo que escribir sobre sobre esto, de golpe y del tirón me sale un texto impresionante, las palabras fluyen de mis tripas a los dedos a velocidad de vértigo, sin filtro, desnudas y orgullosas, amadas y generosas, libres, reales y reinas. Tras esta corrida literaria, mis platos favoritos aparecen en la mesa, degusto y saboreo cada pieza, la vida es sabrosa, joder, normal que esto sea adictivo, no quiero salir de este día, quiero este día de la marmota para mí, que raro que no haya conocido a Bill Murray en mi día perfecto, quizá en mi próxima pastilla, porque habrá, joder que si habrá. Me meto en la cama, el objetivo de todo esto era dormir bien, calmar a mí estómago,  por supuesto, ella me está haciendo una mamada, abraza mi polla ya dura sólo con saber que existe y bebe de mí con lujuria y amor y me mira a los ojos antes de cerrarlos y la paz está conmigo. Me da miedo abrir los ojos mañana y ver que no hay una ella, que mi realidad no va de la mano de mis sueños, pero este día no me lo quita nadie, ni la ilusión de hacer de mi vida algo parecido, nunca se me quitan las ganas de seguir intentándolo, eso se lleva en la escritura, aquel niño lo sabía, y hoy voy a poder dormir en paz, bendita droga: Esta de escribir.

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