El arte es fuego que fantasea con quemarnos.

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Ya no se escribe como antes, no tenemos el espíritu de los inolvidables, no tenemos la valentía de los gigantes, ya no se sufre como antes, quizá es porque las cosas ya no duran, no huele nada a eterno, el sabor de todo lo que se muerde es efímero, ya no se escribe como antes.
Ante esta trágica epifanía de bar, mi gaznate seco de poesía se va a pedir otra cerveza, miro a mi alrededor esta noche, el aire es eléctrico y el aliento de todos estos jóvenes huele a mediocridad, ya nadie posee auténtica pasión, ese es nuestro problema, estamos hundidos en la mierda, obsesionados con aparentar, en simular, en que todo sea difuso, ya nada es auténtico, vivimos anestesiados, sin fuego en nuestros corazones.
Comienzo a desvariar y me imagino bebiendo ron con Hunter S. Thompson en la mansión de Ken Kesey (autor de “Alguien voló sobre el nido del cuco”) viviendo una de sus irreverentes fiestas, como cuando la cosa se puso fea y la euforia del ácido pasaba de boca a boca y Jack Kerouac puesto hasta las cejas de LSD salió desnudo a la finca y agitando el puño y vociferando les decía a la policía: “Cabrones, hijos de puta, venid aquí, maldita sea vuestra alma llena de mierda”.

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No sé qué coño hago yo teniendo citas, con lo bien que estoy solo, es preocupante, lo sé, pero ahora mismo prefiero quedarme toda la noche en casa escribiendo que tener una cita con una chica que no conozco y más cuando no se presenta, me acaba de enviar un mensaje para decirme que ha preferido no venir, al parecer ha hablado con una “amiga” mía y no le ha hablado muy bien de mí, me ha escrito que ya le han hecho mucho daño y que yo puedo resultar tóxico y me he quedado solo en la barra del bar bebiendo, todos alrededor ríen y disfrutan del jolgorio, y yo me acabo de convertir en este instante en un figurante que estorba en la pantalla y que tiene que salir del plató.
Puede que una cerveza más y me vaya a escribir, no puedo evitar haber sentido algo de alivio al recibir el mensaje, pero es que últimamente me siento en estado de anhedonia, pocas cosas me ilusionan, no me estremezco con facilidad, me he convertido en un ser difícil de complacer, y solo cuando escribo noto la huella dactilar de la polla de dios golpeando mi cara.

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Ya vuelvo a casa tras una noche de muchas cervezas y pocas rosas, sumergido en la profundidad de mis pensamientos más oscuros, tambaleándome de lado a lado, con mis pies torpemente sincronizados, recordando viejos olores, los recuerdos son combustibles inflamables, hay muchos tipos de recuerdos, pero hoy solo vienen a mí los que me parten en dos y me dejan tirado en un cualquier rincón… solo necesito llegar a casa, sentarme a oscuras, aporrear el teclado con mi cabeza, y se me pasa.
De repente escucho el sonido de una canción saltando por una ventana, veo una luz arriba, en uno de los balcones al lado de mi casa, el sonido de la música delata su posición, me salgo de la acera y cruzo a mitad de la carretera y la veo, esa chica mirando a la nada mientras baila sola, aún no es consciente de mi presencia, el sonido de la canción baila alrededor de su bella arquitectura facial, la música le baila a ella, mueve su cintura a ritmo aleatorio pero a la vez sincronizado, seduciendo a la noche, me quedo paralizado, quiero verla bailar, quiero ver escuchar el sonido de sus converse despejar del suelo, el contoneo de su cuello de un lado a otro provocando tempestades en las cuencas de mis ojos, el movimiento de su pelo como un péndulo hipnotizando mi alma ¿Qué me has hecho? ¿Por qué no puedo parar de mirarte? Quiero que verla bailar en horizontal… Quiero verla bailar mientras me ignora, mientras me mira y me sonríe desde el pedestal de su independencia y libertad cuando salta y baila sin que nada más le importe, para desahogar la pena y la rabia y dejar que la música le sane, quiero verla bailar y punto, y pensar que me lo hubiera perdido si mi “amiga” no le hubiera hablado mal a mi cita de mí, ¿Por qué has aparecido ahora? Yo estaba tratando de lidiar conmigo mismo y has tenido que salir a bailar ahora, justo cuando yo pasaba, ahora. ¿Cómo dejo de pensar en ti? ¿Qué miras? ¿Hacia dónde se dirige tu mirada perdida? ¿Qué dolor te aflige? ¿Qué placer te consume? Quiero saberlo todo, que le den a los eternos, al LSD, a la coca y al Estudio 54, esto es lo que quiero, este es el arte que tanto estaba buscando, el que se esconde detrás de su mirada, su piel es una obra del renacimiento, cincelada por los dioses de la poesía, sus ojos son grandes, abarcan la atención de mis sentidos, quiero decirle algo, quiero decirle que se venga a tomar una copa de vino conmigo, pero se mete hacía dentro antes de que me atreva a decirle algo, me acobardo, menudo gilipollas soy, ni me ha visto, no es consciente de que su mirada acaba de recitarme una poesía que pienso escribir en cuanto llegue a casa, debe quedar huella de su impacto en mi retina y en mis tripas.
Entro en casa, me sirvo una copa de vino, aún queda noche por delante, me siento y escribo sobre ese fuego que acaba de quemarme, porque el arte es eso, el arte es fuego que fantasea con quemarnos.
Ya me despido por esta noche, buenas noches y recordad: hablad mal a vuestras amigas de mí.

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