El don, la balsa y la patada en el culo que necesito.

Qué es un don? Un don puede ser tener una habilidad especial para hacer una cosa específica, algo que te sale de dentro dicen, sin explicación ninguna, por lo general los dones representan cualidades buenas, Tienes un don para la música, tienes un don para la escritura, tienes un don para cocinar, pero David solo almacenaba dones algo nocivos, tenía el don de la torpeza, de meter la pata, de hablar de más, de llegar tarde a los sitios, a las personas, de joderla cuando menos la tiene que joder, y así fue durante mucho tiempo, alguien con el don especial de quedarse solo.
Y en el auxilio que se auto imponía para no herir a nadie más descubrió su don más preciado, ya sabéis lo que dicen de la soledad, es el mejor camino para conocerse a uno mismo, un día en uno de sus paseos matutinos cerca del mar vio unas tablas de maderas, unas cañas y unas cuerdas y fabricó su primera balsa para el agua, se montó y aunque era algo inestable y se había hecho algunas heridas haciéndola era algo precioso que había hecho con sus propias manos, sin que nadie le enseñara, simplemente había una voz dentro que le dictaba que hacer y lo hacía, y ahora flotaba en paz sobre el mar…
Poco a poco fue cogiendo fama, la gente le pedía balsas y más balsas, le veían seleccionando las mejores maderas, las mejores cañas, las cuerdas más firmes, y creaba balsas de la nada, darles formas con sus manos, con su mente, de todas partes le escribían, le visitaban para poder conseguir unas de esas balsas, que seguridad en alta mar, que fluidez en corrientes de todo tipo, que manejables, todo el mundo quería una, esas balsas inspiraban…
Pero quiso ser tan complaciente, tan agradecido que empezó a fabricar y fabricar en masa olvidando que la calidad de lo que hacía residía en la naturalidad intrínseca que lo llevaba a cabo, ya no hacía balsas para salvarse de la marea, las hacía por hambre de auto estima, por tanto tiempo con falta cariño, eso le había hecho caer en la auto complacencia, en la comodidad, en cuanto recibió esas palmaditas en la espalda se olvidó de su talento y de lo que significaba para él, sólo quería ver sus balsas llenas de gente que no conocía y que en el fondo no le importaban…
Un don a veces puede llevarte a la perdición, a la locura, a perderlo todo, las cartas no tardaron en llegar, todas llenas de malas palabras, David las leía envuelto en lágrimas, porque en el fondo sabía que tenían razón, todo se fue a la mierda, las balsas tenían astillas sueltas, las cuerdas no estaban del todo atadas, las cañas se partían, las balsas ya no eran seguras, se había fallado,  dejó de hacer balsas, enfadado con todos, enfadado con él mismo, volveré a mi exilio así no defraudaré a nadie, se decía, y menos a mí…
Las cartas dejaron de venir, la gente se olvidó de él, David se olvidó de sí mismo y cayó en los viejos vicios nocivos que le saciaban la sed, esa sed que grita desde dentro, esa garganta seca que le dejan los anhelos, el auto control nunca fue su fuerte, y dejarse caer siempre fue demasiado fácil para él.
Un día entonces el vacío que reinaba en su buzón fue usurpado por una carta, David la cogió y la dejó encima de la mesa mientras bebía y bebía, observándola con pavor de lo que pudiera contener, era un sobre virgen, totalmente blanco e impoluto, dio un último trago, no tenía dinero para más, y abrió el sobre, con las manos temblando y el estómago lleno solo de líquidos, se dispuso a leer:

“Has caído en la más tonta de las trampas, creer que ya lo sabías todo, ser un yonki de los aplausos, pensar que estaba todo hecho, y así has alcanzado la mediocridad, pero yo sigo confiando en ti, sigo confiando en tu don para hacer balsas, a pesar de haber caído al mar estando montada en una, sigo creyendo que puedes volver a tus raíces, a sacar el máximo exponente, a hacer algo importante, pero nunca dejes de prepararte, no caigas de nuevo en la vieja trampa, no seas como los demás, expándete, mejora, lucha, no te bajes del barco cuando empiece a hundirse, arréglalo, vuelve a flote, yo aún creo en ti.

Firmado: Chica converse.
David quiso abrazarla, pero no podía, no estaba allí, por lo que volvió al mar y después de mucho tiempo construyó otra balsa, ella era la patada en el culo que necesitaba, la torpeza seguía perenne en él y lleno de heridas consiguió fabricarla, otra vez, desde la nada hacía el todo, y la lanzó al mar con una inscripción en la madera “Para la chica converse, gracias”, era una balsa imperfecta, sí, puede que no del todo inestable, vale, pero fiable, siempre estaría ahí, y desde entonces se puso a crear balsas y a lanzarlas al mar todas con la misma inscripción, “Para la chica converse, gracias” , las lanzaba al mar con la esperanza de que alguna le llegara y viera que pasara lo que pasara iba a tener siempre una de sus balsas para ella, para estar en paz en las mareas, para ser su constante en un mundo inconstante, para que se sintiera segura por dentro subida en una de las balsas de David , para que no dejara de tener fe en él, para abrazarla.

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