Fuera de sí

Cuenta la leyenda, o mejor dicho, algún día contará la leyenda, que en un pueblo de la costa de Granada de cuyo nombre no puedo acodarme debido al daño infringido a mi cerebro por la cantidad incestuosa de alcohol recibida, que había un hombre, el borracho del pueblo, al que le gustaba ya cuando no había más dinero para alcohol y su embriaguez era lo suficientemente inspiradora, subirse a un banco y dar consejos a los jóvenes de la ciudad, lo más curioso, es que según él, todos esos consejos que daba, eran cosas que él había hecho y que le habían llevado al estado lamentable en el que estaba, viejo, decrepito, solo y borracho, pero según él le daba igual, por eso de haberlo intentando todo. Decía.
Antes de aventurarnos a los actos sucedidos aquella tarde/noche, primero debo contarles algo sobre él, para situarnos, era un chico del pueblo, de este mismo pueblo, una persona amable y querido entre sus vecinos que nunca tuvo ningún altercado con nadie y al que todo el mundo respetaba, siempre con su sonrisa en la cara y su buena educación por bandera, él quería ser escritor, pero no le iba muy bien, en el amor tampoco le iba muy bien, era algo torpe, o kamikaze, como queráis mirarlo, su lado tierno y salvaje nunca eran correspondidos por igual, pero bueno, siempre le quedaban sus amigos, siempre tuvo muchos, sus padres incluso se extrañaban: “Con la mala leche que tienes en casa y lo que te quieren tus amigos”, pero claro sus amigos seguían con sus vidas y él seguía siendo un gato callejero.
Un día algo le pasó, nunca se supo hasta más adelante explotó, y fuera de sí empezó a quemar todas sus hojas en la playa, al ver el fuego expandirse por sus sentimientos, emociones, ardió algo dentro de él, le gustó la locura manifiesta de su acto, el caos, y en vez de apagar el fuego, dejó que se expandiera, y sonriendo mientras las llamas se reflejaban en sus ojos, huyó y no miró nunca atrás.
Cuando volvió, pasados los años, décadas, nadie le reconocía, no sabemos que fue de él todo este tiempo, era totalmente diferente, poco pelo y blanco, casi sin dientes, flaco, muy flaco, y muy moreno, como si hubiera dormido en playas todo este tiempo, su familia, de la vergüenza se había ido del pueblo.
Normalmente nadie la hacía caso, o iban a escucharle para reírse, pero aquella tarde, no sé, aquella tarde todo fue diferente, llegó más serio de lo habitual, se subió y se quedó mirando a la gente que paseaba y le miraba mientras cuchicheaban, él serio, miraba perdido… Hasta que alguien le dijo “¿Hoy no cuentas nada loco? “
La gente empezó a amontonarse al verle encima de aquel banco que daba a la playa callado, todo el pueblo observaba, y él, cerveza en mano, cuando vio que todos le miraban comenzó a hablar, esta vez su voz envolvía a todo el público, todos estaban atentos, pendientes de cada palabra deslizada por la vertiente de su boca, podía dominarlos a todos con sus frases:
“Escuchad atentos, ¿Queréis dejar de perder el tiempo con personas con las que en el fondo no queréis estar? A veces simplemente dejamos que la inercia nos lleve a personas por no estar solos, y es un gran fallo, la soledad es una bendición teniendo en cuenta hoy en día el tipo de personas que hay por ahí, tenéis que aplicar mi teoría y evaluar a partir de ahí, si sale sí, sigues, si sale no, te quedas en casa y lees un buen libro mientras escuchas música, pero no vayas a perder el tiempo, el tiempo es lo único que tenemos, ¿Queréis saber cuál es el test?”
Todos gritaron ¡Sí! como si les salieran de la garganta cuchillas.
“Vale, veréis, antes de ir a donde hayáis quedado, un buen rato antes, lo suficiente como para que no quedéis mal, pero no tanto como para que te vuelvan a dar ganas, cogéis, y os masturbáis, tan simple como eso, cogéis y os masturbáis, correos, volcar vuestros dedos dentro de vosotras o sobre vosotras, agarráosla como si fuera una serpiente fuera de control, y daos placer hasta eyacular, pensad en esa persona, sí, con alevosía, correos, y luego, una vez os hayáis quitado la tontería de encima, decidid, ¿Merece la pena quedar con esa persona? ¿O ya está todo vendido? Seguid mi consejo, yo una vez lo comprobé, muchas veces y siempre era sí, y me acobardaba tanto lo que sentía después que me quedaba en casa encerrado por miedo a la felicidad o a la hostia definitiva, eso acabó mal, y ella se fue con otro y mi vida… Se descontroló, haced caso a vuestro instinto, y decid sí, si es sí, y no si es no, y a correrse… ¡A correrse!”
Y entonces pasó, todo el mundo comenzó a quitarse la ropa y a masturbarse, toda la plaza entera masturbándose, viejos, jóvenes, daba igual, todos se tocaban, la gente fuera de sí, volcando sus fluidos por las aceras por las palabras de aquel viejo loco, intentando comprobar si su teoría era cierta, y claro que lo era, él lo sabía, y por primera vez contó algo de lo que de verdad se arrepentía, de no haber seguido su propio instinto homicida, juró que no lo volvería a hacer, no le fue bien, pero morirá tranquilo, con todo dado y salvando el tiempo de todas esas personas, por lo que ya sabéis queridos lectores de krakens y sirenas, antes de tomar una decisión, ¡A correrse!

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