Otro tipo de familia

Hola, me llamo David y ayer maté a mi décimo tercera persona, bueno, matamos, aquí todo lo hacemos en familia, y quiero dejar este testimonio por si alguna vez nos sale mal una de nuestras aventuras, quiero que sepan quienes somos, que hacemos, y puede que el por qué.

Criarse sin familia te hace ver todo desde una perspectiva diferente a la de los demás, no tener quien te cure las rodillas cuando te magullas jugando, quien te ponga un trapo mojado en la frente cuando tienes fiebre, no saber lo que es vivir con esa capa invisible protectora que te envuelve y te salva de todo solo con gritar a tus padres, abuelos o hermanos, te das cuenta de que estás solo en el mundo mucho antes de lo que se enteran los demás, conoces el frío, el hambre, la desesperación humana, el límite de la razón y de la sinrazón mucho antes de entender casi como atarte los cordones para correr de donde estés huyendo sin caerte, con el tiempo entiendes que a nadie le importas si estás sucio, que a nadie le interesas si no luces como ellos, si no vienes de donde ellos, creces con rabia hacía el ser humano, la humanidad está sobrevalorada, todos deberíamos ser una gran familia, pero solo miran lo que eres, de dónde vienes, en qué lado de lado de la estúpida frontera estás, de qué color eres o con quien follas, apestan.

Todos menos mi particular familia, hoy vamos a dar un auténtico golpe final, no nos juzguéis, ¿Qué esperabais? Solo somos unos cuantos niños salvajes que probaron el sabor de la sangre en sus dientes demasiado pronto y se hicieron adictos.

Mati es el más joven, tiene solo 16 años, pero que no os engañe su cara angelical prototipo de niño de peli de los 80, con su pelo medio larguito y su flequillo tapando casi por enteros sus ojos, es el más sádico de todos, le gusta hacer lo que le llama “saca corchos” y básicamente trata de con un saca corchos apuñala en los testículos o penes de quienes ataca (les suele llegar a la altura), principalmente ataca a pederastas a los que primero se “Insinúa” solo siendo amables con ellos, los encuentra con facilidad, algún trauma con su padre maltratador y abusador, al que a pesar de nunca responder cuando le preguntamos cómo acabó en la calle pensamos que le hizo lo mismo, por la media sonrisa que le sale cuando le preguntamos mientras mira su saca corchos. También es dulce y atento, a Lara siempre le trae chocolatinas para después de cometer asesinatos, es su momento de relax de después.

Si, vamos con Lara, es demasiado guapa para este mundo, tiene 20 años, es la mayor de todos, se podría decir que la matriarca, quien nos une a todos, todos la escuchamos, todos sabemos qué hacer cuando la miramos, todos sabemos que si hacemos lo que dice todo nos irá todo lo bien que nos puede ir, es la que menos habla sobre su pasado, pero sospechosamente se parece demasiado a la hija desaparecida de un magnate de la fabricación de armas de cuya existencia nunca más se supo hace unos años, quizá por eso ella nos instó a matar sobre todo a personas cuyos recursos económicos hubieran sido a costa del sudor y sangre de otras personas menos afortunadas, cuyos negocios solo creaban destrucción de cualquier tipo. Es morena con ojos verdes casi marrones, yo le digo que los tiene del color del whisky pero ella dice que estoy obsesionado con ese bendito brebaje, tiene una nariz marcada que le da personalidad, y es la única que tiene los dientes en perfecto estado, adora el chocolate y el vino blanco y matar ahorcando mientras duermen, le gusta verles despertarse de la comodidad de su “Colchón manchado de sangre” como le llama ella, y que vean que toda esa comodidad se acaba ahí, y a manos de esa criatura enviada para aniquilarles.

Leo es el más tímido de todos, nadie lo diría, lleva una cresta tintada de rojo, a los días se le vuelve naranja y le solemos llamar por ello “Pumuki”, lleva botas y chaleco, parece sacado de un disco de los Sex Pistols, y sin embargo se sonroja como el más cursi de los unicornios si le dices algo bonito. Maneja los cuchillos como nadie, y le encanta cortar los talones primero y luego apuñalar en las muñecas y se queda mirando hasta que se desangran, también tiene una extraña obsesión por Snoopy, dice que es el primer recuerdo que tiene de niño, una cinta que le ponían sus padres mientras se metían en el cuarto a pincharse y follar. Un día la casa ardió con los padres dentro, algún cigarrillo sobre la cama y demasiado puestos como para darse cuenta a tiempo, el huyó y no miró atrás, solo cuando le mira el culo a Lara, pero bueno, que niño de 17 años no está salido, se haya criado en la calle o no.

La última en añadirse a nuestra pequeña pero eficiente familia fue Olivia, llegó a nosotros con la cara manchada, pelo corto, no sabíamos si era un niño o una niña, estaba famélica, robamos algo de comida para ella y estuvo casi una hora comiendo sin parar, hasta que ya nos contó su historia y decidimos que se quedara con nosotros, no teníamos mucho, a veces averiguamos que casas están vacías, o porque se van de vacaciones o por trabajo y nos instalamos, luego Lara quema las casas según ella para no dejar pruebas, así es, le gusta matar, y también se queda mirando viendo como la carne se separaba de la piel, como los gritos de desesperación se ahogaban en la agonía de la rendición y de la nada, tiene 19 años, sus padres murieron en un accidente de tráfico (Eran todo para ella, buenos y cariñosos) y tuvo que quedarse con su abuela, que no soportaba que no vistiera como una señorita, que no tuviera el pelo largo para poder cepillárselo, que no fuera una tierna nieta de la que presumir ante las señoras con las que tomaba el té, un día su abuela la cogió del brazo y la sacó a rastras de su cuarto y avergonzó a su propia nieta riéndose de ella ante sus amigas, mofándose de la vestimenta y las “Pintas de lesbiana” que tenía, denigrando a su propia nieta, que harta de todo, quemo la casa, pero sin ellas dentro, hizo algo peor que quitarles la vida, quemarle sus pertenencias, desde entonces está con nosotros, le gusta la música dub metal, sí, eso existe, según ella, y siempre lleva cascos puestos mientras matamos, escucha esa música para motivarse, supongo.

Nos gusta matar en grupo, en familia, ¿Mi historia? Bueno, mi primera víctima fue mi madre, no penséis mal, fue en el parto, el hippie de mi padre quiso que mi madre tuviera un parto natural en casa, y no salió muy bien, desde entonces para negar su culpa me “crió” culpándome a mí, es de lo poco que recuerdo antes de que simplemente desapareciera dejando una especie de poema como nota en el que decía que yo le recordaba demasiado a su mujer muerta, mi madre. Putos poetas, siempre intentando solucionarlo todo con palabras.

Nosotros aprendimos otro remedio, hartos de vivir con lo mínimo, un día fuimos a robar a una de esas casas lujosas que a veces nos gustaba espiar, contábamos historias sobre cómo serían sus vidas, nos gustaba imaginarles desgraciados, mentiras, celos, sensación de insatisfacción, las típicas paranoias de la gente que lo tiene todo menos lo importante, el amor por lo que tiene, aunque sea poco, a la vida, aunque sea una puta mierda.
Un día entramos a una de esas casas e intentamos llevarnos de todo lo que pudiéramos para pasar un tiempo tranquilos, comer dos veces al día, puede que tres, pero el cabrón tenía una alarma silenciosa, les avisó al móvil y estaban preparados mientras la policía llegaba, el tío vivía solo y salió con un arma de fuego, nunca había visto una de verdad, solo en las pelis del cine cuando nos colábamos, reconozco que me cagué encima, todos nos quedamos quietos, estremecidos, con un miedo de la hostia, realmente nos mirábamos y pensábamos que la habíamos jodido pero bien, pero entonces el tipo se puso a llamarnos de todo, “Malnacidos” “Abortos de la sociedad” “Sucios niñatos” “Despojos humanos” “Vuestras madres seguro que eran putas” etc etc etc, entonces Lara nos miró, supimos lo que teníamos que hacer, la rabia nos unió las mentes, y Leo le lanzó uno de sus chuchillos y le dio en la mano, la pistola calló, Lara se tiró encima de él y le tiró al suelo y mientras le ahorcaba, Marti le hincó el saca corchos en los testículos y yo le hundía mis dedos en las cuencas de sus ojos, si, ese era mi retorcida manera de matar. El subidón fue brutal, el control fue nuestro por primera vez en nuestras vidas, nada nos podía parar como familia, Olivia prendió fuego a la casa y nos fuimos, riendo, corrimos hasta quedarnos sin aliento, Olivia cogió unas maderas que había tiradas e hizo una fogata, estábamos en medio de ninguna parte, puso su música estridente y todos nos pusimos a bailar, a saltar, sudando, agotados pero extasiados, llenos de vida, yo les miraba y me decía, “La vida es maravillosa” normal, si tienes una familia, aunque esta sea otro tipo de familia, éramos una familia, y unidos, nada nos podía quitar la libertad.

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