Saturday night fever

Presente: Sábado
 
-Tienes que saber por qué lo hago, déjame explicártelo, tienes que saber porque te estoy haciendo esto, tienes que saberlo, déjame contártelo, tienes que saber porque te hago esto…

Hace diecisiete años: Sábado 21:30
 
Yo tenía once años entonces, que no son los once años ahora, esto debe quedar claro desde un principio, y vivía en mi pequeño pueblo, abstraído prácticamente de todo lo que existía fuera, era un niño preocupado por mejorar su disparo a puerta y por jugar con sus cromos de Dragon Ball, nada más me pasaba por la cabeza, ese niño era yo.
Me diagnosticaron una bajada de plaquetas tan grande que prácticamente no podía rozarme nada porque si me hacía cualquier corte o golpe, la hemorragia no pararía o el moratón se expandiría, por lo que me prohibieron hacer lo que más me gustaba en aquel momento, salir a jugar a la pelota con mis amigos, con once años tuve mi primer grito de impotencia contra el mundo.
Hasta que me recuperara lo único que podía hacer era quedarme en casa jugando a los cromos y con cuidado de no cortarme, puede que en ese momento tuviera mis primeros momentos creativos, hacía recortes de famosos en las antiguas revistas de mi madre y me inventaba historias entre ellos, como hacen hoy en día en la tele basura, ¿Veis periodistas del corazón? Tenéis la mente de un niño de once años, pero sin su maldad.
Un vecino unos cuantos años mayor que yo, ahora no recuerdo su edad, se enteró de mi cautiverio y decidió invitarme a jugar a la consola a su casa, tenía la Play Station y yo me moría por jugar, si, que pasa, yo tenía la Master Sistem y la Mega Drive, que molaban mucho también, pero era hora de dar un salto y dar patadas en el Tekken.
Iba todos los Sábados noche, sus padres solían salir a cenar por ahí y teníamos la casa para nosotros solos, me pasaba las semanas esperando a que llegara el Sábado noche, era lo más emocionante para mí en ese momento, me pasaba la semana aburrido y de repente tenía un oasis para descargar toda la adrenalina que un niño necesita descargar.
Pero yo creo que él ya no le bastaba con descargar adrenalina de ese modo, no estaba en edad de conformarse con unos juegos, por muy alucinantes que fueran, yo diría que ya era mayor de edad, no lo sé, mi mente lo ha tenido algo oculto hasta este momento casi, aquella noche fui con toda mi ilusión, como siempre, a jugar y divertirme y ser un niño, pero él esa noche quería no fuera un niño, apagó la consola y la tele y me dijo que haríamos algo mejor, ¿Qué coño había mejor que jugar a la consola hasta que te sangraran los ojos? Nada, aún no lo hay, pero nos hacen adultos y nos meten en la cabeza que hay otras cosas, pero venga, miraos, ¿Cuándo eráis más felices? Cuando en vuestra cabeza solo estaba la maquinita o cuando en vuestra cabeza solo están el culo de aquella, el torso de aquel, y el corazón roto de todos, no, no existe nada mejor, pero él creía que si y quería hacérmelo ver, por lo que se sacó la polla del pantalón y me dijo que se la chupara, yo no sabía ni de que hablaba, ¿Qué le chupara el qué? ¿Eso se podía chupar? ¡Si de ahí sale el pis! ¿Quién en su sano juicio querría chupar eso? Me preguntaba yo entonces.
Ahí estaba, con la picha, como la llamaba yo entonces fuera, le decía que no, y me pedía que me sacara la mía, “¡Venga vamos a jugar a la consola jo!” Le exclamaba, pero no hacía caso, parecía en celo, me la restregaba por el hombro, “Venga, sácala, ya verás que divertido”, ante la presión cedí, a ver que pasaba, me la saque, no era nada del otro mundo, claro, pero a él pareció excitarle que lo hiciera, comenzó a masturbarse, parecía un mono, recuerdo sus ojos encendidos mirándome, y yo irme cada vez más hacía atrás mientras se acercaba, me dijo que le acompañara al cuarto y yo tenía miedo y me quede paralizado, me coge del brazo y me lleva, voy con la picha fuera, me pide que me escupa en la polla y que le escupa a él en la suya, me lo pide gritándome y lo hago, asustado, me pide que me toque y que se la chupe, mi mente ni siquiera entiende lo que está pasando, no soy consciente de lo que me está pasando, no sé ni cómo se llama esto que está pasando, pero si noto en mis entrañas que está mal y salgo corriendo, me subo los pantalones y salgo corriendo, el viene corriendo detrás de mí con la polla fuera de los pantalones en completa erección, tenía la puerta cerrada con el cerrojo y mientras me alzaba para llegar al cerrojo él me atrapó y me apoyó contra la puerta, noté su miembro restregándose contra mi espalda, casi la nuca, conseguí desesperado abrir la puerta y salí corriendo, nunca le dije nada a mis padres, a nadie, lo borré de mi mente, simplemente me encerré en mi cuarto, no recuerdo ni llorar, simplemente me escondí, con once años había tenido ya dos gritos de impotencia contra el mundo, ya no volví a ir, casi no le vi en una eternidad, ni si quiera sé si se avergonzaba o no, nunca lo supe, lo vi cuando crecí y no sentí nada, no me podía permitir sentir ira porque eso sería aceptar lo que pasó, y mi mente de niño no lo aceptaba y así debía seguir si quería tener relaciones normales.
Desde entonces no me gusta mucho salir los Sábados noche, acabo de darme cuenta de que es por eso, me gusta más salir entre semana, los Sábado noche son insoportables, demasiada gente, me deprime ver a tanta gente alrededor y sentirme tan alejados de todos. Nunca he sabido si cualquier problema que haya tenido con el sexo o con mis relaciones ha tenido que ver con esto que acabo de contarte, si realmente disfrutaba del sexo, o simplemente era un impulso primitivo, si podía estar con una persona sin sentir que me va a abandonar al día siguiente, si realmente esa era la causa de todos mis boicoteos, o simplemente soy un gilipollas más, no lo sé, solo sé que tuve que seguir con mi vida, y que no lo había recordado hasta ahora… Y tengo que darte las gracias a ti, hijo de puta…

Hace 9 minutos: Sábado 04:29
 
Si, había salido hoy Sábado, a veces tienes que amoldarte a la sociedad, y volvía a casa como siempre, unas Pringles me esperaban en la cama, siempre las dejo para comer antes de dormir, escuchaba música y silbaba tan tranquilo por la calle, cuando un coche avanza por mi lado varias veces, me mira, yo me pongo nervioso, estoy cerca de mi casa, saco las llaves aunque aún me quedan varios edificios, entonces se para, no sé porque tengo tanto miedo, ahora lo sé, pero en ese momento no lo sabía, el corazón me iba a mil, el tipo del coche va en marcha lentamente y baja la ventanilla, veo que me habla y me quito los cascos, me pregunta por si hay algún quiosco abierto, le digo que puede que alguno al final de la calle y me pregunta si vengo de fiesta, si voy a mi casa, yo le respondo que sí a ambas cosas mientras sigo mi paso a casa casi sin mirarle, me dice que si quiere que me lleve, le digo que no, que vivo ahí, y señalo el primer portal que veo, llevo las llaves en las manos por lo que me dirijo al portal, me pongo los cascos, lo oigo irse pero sigo haciendo el paripé de entrar en el portal, vacilo un poco con el móvil y como tengo la música alta no escucho nada, miro hacia atrás y le veo venir hacía a mí, lo tengo casi encima, ha dejado el coche abierto en mitad de la carretera, me coge del brazo e intenta meterme en el coche pero le pego un empujón y salgo corriendo por los callejones hacia el río, escucho que coge el coche y viene hacía mí, veo las luces apuntándome, me tiro al río casi de forma suicida, caigo bien, pero era la única manera de despistarle, me escondo debajo de un puente y llamo a la policía, espero una hora allí solo, no viene nadie, me muero de frío y miedo, no sé qué hacer, tengo que llegar a casa, está cerca aún, me pongo las llaves entre los nudillos y salgo del río entre los estrechos callejones para llegar a casa sano y salvo, casi puedo respirar tranquilo ya cuando de repente me vuelve a asaltar por la espalda, estaba esperándome… Estabas esperándome… Eras tú… Echo el puño para atrás y te doy con las llaves, te araño la cara y me doy la vuelta, tengo ventaja, lo más instintivo sale de mí, patada en los huevos, cuando agachas la cabeza te tiro al suelo y comienzo a golpear… y a golpear…

Presente.
 
Y por eso ahora tu cráneo esta aplastado en el asfalto, tenía que contártelo, tenía que contarte porque he tenido que matarte a puñetazos contra el suelo, porque he hundido tu cabeza en mis puños, mis pulgares en tus ojos, porque he gritado desesperadamente mientras lo hacía, y era porque toda la ira de aquel niño pequeño estaba saliendo y tú has tenido la mala suerte de hoy Sábado noche yo saliera y me encontrases, porque me cuando me has cogido del brazo me lo has recordado todo y tenía que contártelo… Porque ese niño de once años necesitaba dejar de ser un niño y obtener una venganza, y hoy por fin la ha tenido.

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