¿Soy un escritor maldito ya?

Me pone el olor a mojado cuando me lees, cuando me agarras con tus manos y acaricias mis letras hasta empalmarlas, así funciona mi escritura, yo pongo el instrumento, tú haces que la sangre fluya, y sé que te quiero porque cuando te escribo cursiladas se me pone dura.
Me preguntas que sí creo que en el amor, claro que creo en el amor, decir que no es como decir que no creo en el dolor, y tú me dueles, dueles hasta la arcada más agonizante, dueles hasta hacer que toda la escritura antes de ti solo fueran garabatos de un niño de cinco años, dueles hasta fundir mi corazón de adamantium, duele la frialdad mamona con la que respondes con “Jaja” a mis te quieros, duele saber que cada vez que te alejas yo te voy a recibir con los brazos abiertos cuando vuelvas, y que sepas que es así, duele la distancia que te toca y me aparta de tu lado, duelen los celos de pensar que otro te va a recoger para llevarte a cenar, pero recuerda una cosa cuando lo haga, el no será yo, el no será este escritor que amas, el escritor de tus bragas, el que lees a escondidas de él, soy el libro que te metes entre las piernas, la risa traviesa que atraviesa tu cintura moviéndola hacía mí, apretándola contra la mía, ¿Qué sí creo en el amor? Yo quiero morir dentro de ti, quiero que arruines mi vida, quiero que nada sea igual que antes, que nada llegue a la altura, que nada supere nuestro listón, nos amamos tanto como nos dolemos, lo sé, porque por mucho que la caguemos, por muchos vasos rotos de rabia, siempre volvemos a abrazarnos después de que nos llamemos pendejos, ya es demasiado tarde, nos hemos conocido, no hay vuelta atrás, estamos jodidos.
Y ahora vivo enamorado de una mexicana ¿Soy un escritor maldito ya?

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