Tabula rasa

El sonido de la tormenta fuera me despierta, no sé qué hora es, no sé si es por la tarde, noche, mañana, durante unos segundos no sé muy bien ni donde estoy, todo me resulta muy extraño, intento encender la luz pero no la encuentro, mis manos palpan la pared, hasta el tacto me resulta extraño, por fin consigo encontrar la luz, mis ojos se quedan ciegos durante un rato, y mientras mis ojos se van acostumbrando a la luz empiezo a ver las formas de la habitación, es como si todo me lo hubieran cambiado de sitio, esa mesita no iba ahí, la estantería que estaba era diferente, no me sonaba ningún libro, ningún autor, lo único que me resultaba familiar era mi reflejo en un espejo que no recordaba haber comprado, cuando salgo y diviso el pasillo una sensación de angustia se desliza por mi garganta como si fuese mucosa agarrada a mis glándulas, y aunque ando con normalidad no sé qué habitaciones me voy a ir encontrando, la cocina, el baño, el salón, otro cuarto, por las paredes solo hay cuadros de gatitos, es de día pero está anocheciendo, ¿Cuánto llevo durmiendo? ¿Es la siesta más larga del mundo y por eso mi cerebro esta desubicado?, vuelvo al cuarto, ¿Por qué no digo mi cuarto? ¿Por qué todo me resulta tan impersonal? Como si después de una noche de borrachera me levantara en casa de alguien que no conozco y no sabría decir ni donde estoy, no sería la primera vez que me pasa, quizá es eso, quizá la pillé gorda y acabé con alguien, pero, ¿No debería saber cuál es mi casa? En la mesita de noche hay un móvil, lo miro, no me suena pero en un movimiento casi mecánico consigo desbloquearlo, miro los mensajes, no hay, está casi vacío y solo hay tres números apuntados, mis padres, mi mejor amigo y mi mejor amiga, esos si los reconozco, pero, ¿Nadie más?, es como si alguien lo hubiera movido todo de sitio, incluso a mí mismo, me pongo a buscar por la casa cosas que me recuerden algo, ¿Por qué no me suena nadie más que la gente que tengo en el móvil? ¿No he tenido amantes? ¿Más amigos? ¿Gente que no sabes ni porque tienes sus números? ¿Alguna ex a la que llamar borracho? ¿Alguien con quien pasarme las noches sin dormir hablando? ¿Nadie? ¿Tan triste es mi vida? Siento como las pulsaciones se me disparan, la respiración se me acelera, me estoy agobiando, casi no puedo respirar, siento un hormigueo en la cabeza por el sudor, de repente veo en la mesa del escritorio una foto que antes no estaba, o no la recuerdo, esta del revés, pero es una foto, hay unas letras escritas, tabula rasa, y un símbolo, mi respiración comienza a calmarse entonces, noto las pulsaciones desacelerando, una sensación de paz inunda derrotando al caos de mi cabeza como si el viento alejara la niebla, no sé qué significan estas palabras, pero me tranquilizan y empiezo a recordar donde compré aquel cuadro del gato naranja metido en un vaso gigante, pero entonces le doy la vuelta a la foto, es una chica, morena, sonrisa deslumbrantemente blanca, no sé porque, pero siento que en la foto sale sonriéndome a mí, y sin embargo no consigo reconocerla, parece que es a mí a quien mira en la foto, que se la hizo para mí, pero no puedo adivinar quién es, siento el dolor en mi cabeza de las uñas clavándose en mi recuerdo buscando entre la tierra algo que me lleve a ella, me tengo que sentar, el corazón vuelve a ponerse en modo pánico, siento que la conozco, lo siento en mis entrañas pero mi cerebro no consigue relacionarla con el resto de mi cuerpo que tiembla al mirar la foto, noto ganas de vomitar, nervios en mi estómago, cosquilleo en mi pecho, en mi entrepierna, no entiendo nada, empiezo a llorar, me acuesto en posición fetal en la cama y me pongo a llorar, lleno de mocos y lágrimas las sabanas, siento mis venas arder y una extraña necesidad de arrancarme la piel para acabar con el dolor, le doy la vuelta a la foto y vuelvo a leer una y otra vez, tabula rasa, lo leo una y otra vez en bucle hasta la desesperación, empiezo a relajarme de nuevo, respiro, y ya sé dónde compré aquel primer libro que se ve en la estantería, pero entonces, como si una mano saliera de mi propia pecho y agarrara mi cuello, siento ahogarme de nuevo y le doy la vuelta a la foto para volver a verla a ella, esta vez me quedo paralizado, hay un dolor dentro de mi piel que duele como si fuera a nacer algo, voy a ese espejo que no recuerdo haber puesto en la habitación y le pego un puñetazo sin vacilar, ni siquiera me duele el puño, cojo el trozo más largo y afilado y no dudo en ponerlo sobre mi pecho, miro la foto antes de apretar el cuchillo y rajar la piel para sacarme el  dolor, atravesar con este afilado cristal mi carne hasta sacar todo lo que me arde dentro, pero miro la foto, que no para de mirarme, y de repente un olor me viene a la mente, me vienen poesías, relatos, canciones, fotogramas de momentos que no recuerdo haber vivido, y en todos sale ella, recuerdo el sabor de su piel, de sus labios, de cómo me hacía sentir, de lo vivo que me hacía sentir, pero entonces ese recuerdo se torna en dolor y la veo alejarse, aprieto el cuchillo en mi pecho, una gota de sangre se desliza hacía mi ombligo, siento que alguien me está observando, me viene olor a alcohol, me vienen todas las resacas de golpe, me viene la desesperación, me veo buscando ayuda, me veo queriendo optar por lo fácil, por olvidar, veo un letrero gigante, pone tabula rasa, veo cables, gente observándome, haciéndome preguntas, alguien se sienta delante de mí y me dice esto:

“Es solo una prueba, eliminaremos todo recuerdo de su vida anterior que le recuerde a ella, le cambiaremos de casa, nada que le lleve a ella, solo tendrá contacto con los seres que han sido informados de este procedimiento, pero para que el efecto de lo que le vamos a meter sea inmediato debe ponerse a prueba, por ello, le dejaremos una foto de ella y veremos si decide olvidarla para siempre, o mantener su recuerdo por muy doloroso que sea, como en la película “olvídate de mí”, será su subconsciente quien decida, su instinto, aún no sabemos qué efectos puede producirle ver la foto o el nombre de nuestro proyecto, que significa hacer borrón y cuenta nueva, por lo que estará vigilado por si hace una locura, no intervendremos a menos que lo veamos necesario, serás tú quien decida qué hacer y qué límite puedes aguantar…”

El cuchillo sigue en mi pecho, nadie aparece, quieren ver hasta donde llego, la sangre empieza a inundar mi tronco, nadie viene a ayudarme, caigo de rodillas sobre todos los cristales rotos, no siento nada, caen gotas rojas en su foto, la miro fijamente y aprieto el cuchillo hasta hacer inevitable el desangramiento, no aparece nadie, no sé qué es real o no, ya no puedo volver a atrás y que mi herida se cierre, la hemorragia ha hecho un daño irreparable en mí, no estaré vivo nunca más, no volveré a sentir nunca más, las heridas no se cierran milagrosamente, no sobreviviré, echo un último vistazo a la foto antes de desmayarme y la veo mirándome, os juro que me está mirando a mí, os juro que me miraba solo a mí, que me sonreía a mí, que escucho aún su risa explotar cuando decía yo alguna tontería, os juro que me sentí vivo gracias a ella, os juro que escribía para ella, os juro que eso sí es real, que lo que siento por ella sí es real, nada de esto lo es, lo que siento por ella sí es real, más real que todo dolor, toda herida, todo lo que ven mis ojos u oyen mi oídos no es real, sólo lo que siento por ella es real, de repente miro al suelo y no hay cristales, mi pecho está impoluto, no hay sangre manchando la habitación, el espejo está intacto, la foto intacta, la agarro contra mí, entonces entran en la habitación varias personas, no me asusto, me cogen y me llevan entre dos por el pasillo hacía la luz de un foco que antes no estaba, no he debido pasar la prueba, todo estaba en mi mente, pero sólo ella era real, y eso debo conservarlo…

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