Berta Kamikaze.

Me crié viendo películas de asesinos en serie, “Sé lo que hicisteis el último verano”, “Scream”, “Seven”, “El silencio de los corderos”, “American psyco”, “El coleccionista de huesos”, “Halloween”, “Desde el infierno”, “La matanza de texas”, “Tesis”, y así podría seguir un buen rato hasta llegar a la centena nombrando películas de asesinos en serie, ¿y sabéis que tienen en común?, exacto, que todos son hombres, gente traumatizada, por lo general muy considerados machos pero que probablemente no fueron lo suficientemente abrazados por sus madres y decidieron matar para llenar ese vacío.
Mi madre sí me abrazaba, aunque detestaba que tuviera un poster de la película “Monster” de Charlize Theron interpretando a la asesina en serie Alieen Carol Wuornos, de quien también tenía fotos y había leído todo sobre ella, pero eso lo tenía escondido, no quería preocuparla más.
Mi padre también me abrazaba, eramos una familia feliz, los tres, no me hacía falta nada más, el mundo fuera era el decorado, no veía el momento de salir de la escuela o el instituto y dejar atrás a mis compis con quien no tenía nada que ver, para ir a casa y estar con mi madre y con mi padre.
La vida no empezaba por la mañana para mí, empezaba cuando terminaban las clases, allí atendía y cumplía, pero no me relacionaba con nadie, era un robot que esperaba a que pasaran las horas y mis interacciones eran las correctas y necesarias para sobrevivir hasta que llegara el momento de llegar a casa y poder estar con la única gente que quería y con la que me gustaba estar, con mi padre, que trabajaba en la oficina de patentes culturales, y con mi madre, que trabajaba en correos, ambos tenían las tardes libres paran mí y debo decir, sin ánimo de parecer creída que les encantaba pasar tiempo con su adorable hija, no todos los padres tienen la suerte de que a sus hijos les guste hacer las mismas cosas, y así lo hacíamos, tardes de palomitas viendo todo tipo de películas, aunque sobre todo de miedo, algunos días íbamos a la bolera, al cine, o cogíamos el coche y nos íbamos simplemente a recorrer carreteras con la música a toda pastilla, cantando, sin ir a ninguna parte, a veces parábamos para ver alguna vista prodigiosa que nos hiciera sentir pequeñas, a mi padre, que había viajado mucho le gustaba recordarnos que somos una mota y que nuestra realidad es sólo una gota resbalando por el interior de la copa junto a otras gotas que intentan llenar el vaso.
Éramos una pandilla de tres, eran mi vaso entero y todo el líquido que podía llenarlo, y yo para mis padres también lo era, los misterios del universo podían esperar si yo necesitaba ir al dentista o al médico, o simplemente si querían que jugara al ajedrez o tumbarme en el sofá sobre el pecho de alguno de mis progenitores, o simplemente pasar la tarde leyendo cada una en una esquina del sofá, ese era nuestro universo, inquebrantable, sólido, todo un espacio para las tres, me aceptaban con mis rarezas, creo que mi padre siempre supo como era por dentro, creo que de verdad pensaba que no hacía falta prepararme para cuando no estuvieran, porque en su mente ingenua de verdad pensaba que estaríamos siempre juntos, pero no era así, ¿verdad papá?
No, una tarde se fueron sin mí, esa tarde yo estaba enferma, era día de ir al cine, se querían quedar conmigo, pero sólo tenía unos pocos de vómitos por algún virus que había pillado y por mucho que me gustase pasar tiempo con mis padres no quería que fuera estando enfermos juntos, les dije que se fueran al cine sin mi, que yo estaría bien, pero el universo se enfadó, ellos tuvieron un accidente mortal y yo no estuve bien nunca más.
Tenía 17 años, han pasado 7 años desde entonces, tengo 23 ahora y estos años he sido una gota balanceándose en una copa vacía, yendo un lado a otro sin saber que significa ya nada, no sabes cuantas veces he querido evaporarme y desaparecer como mis padres, pasé por todo tipo de etapas, enfado, luto, desmadre, auto destrucción, creo que nunca llegué a la aceptación, y en una de esas fases de destrozar todo lo bueno que habían construido mis padres para mí.
Decidí apostar por mi verdadera profesión, por mi verdadera devoción, cuando quieres algo debes dejarlo todo y apostar por ello, eso me decía mi padre, por lo que mandé todo a la mierda y me preparé para lo que de verdad importaba, algo que tenía dentro de mí y debía salir alguna vez, mi verdadera pasión. Ser una asesina en serie y ser tan famosa que hicieran una película o serie sobre mí.
Pero antes, en honor a mis padres, decidí también hacer como mi padre y viajar más, quería ir a todos los sitios a los que fue él y eso hice.
Recorrí medio mundo y vi todo a través de los ojos de mi padre, que según me contó viajó mucho cuando mi madre una vez le dejó, y cuando volvió según me contaron se encontraron de casualidad (mentira, mi padre dice que fue al bar donde sabía que siempre iba mi madre durante días hasta verla) y volvieron a conectar, mi padre era otro entonces y desde entonces formaron un equipo a la espera de que me uniera a ellos.
Yo cuando volví no tenía a nadie a quien abrazar o mirar a los ojos, no tenía a quien contar mis historias, por lo que decidí empezar a tener personas a mi alrededor que durante aunque sea un período corto de tiempo conectaran conmigo de una forma ya inseparable, mis victimas, oh mis victimas, tan inocentes, siempre les pilla tan de sopresa, deberías ver sus caras, deberías haber visto tu cara, creo que llego a correrme un poco cuando veo esas caras de terror cuando me ven de sorpresa, toda su vida de repente, todas las cosas que han hecho no tienen sentido, el miedo las consume todas y lo único que buscan es la supervivencia, pero están en manos de la famosa Berta Kamikaze, la asesina en serie más famosa del lugar, seguro que has visto lo que dicen de mi en Twitter, yo me meto a mirar a veces y disfruto, es mi momento, 12 asesinatos y subiendo, me llaman así porque dejo mi nombre escrito a rotulador en el televisor, con color negro, por lo que lo acaban viendo cuando encienden la televisión, al principio les costó, pero una vez ven una escena de crimen mía la reconocen y encienden la televisión y confirman que es otro atentado a la vida de la temible Berta Kamikaze.
Mi nombre viene porque irrumpo en las casas de mis victimas casi de forma kamizake, el cuchillo es mi arma y lo único que hago es elegir una victima, seguirla a su casa y meterme con todo, toco y en cuanto abren ya tengo el cuchillo en su garganta y su voz se paraliza como sus músculos, ven en mis ojos que un movimiento y todo acaba, que tengo el control, cuando en realidad no lo tengo, ese es el engaño de una buena asesina.
Pero no pienses que voy matando al azar así como así, toda buena asesina en serie necesita un patrón, eso aprendí viendo tantas películas con mis padres, el mío era sencillo y difícil de investigar para la policía, mataba a gente que veía que no tenía sentido del humor, gente que no soportaba las bromas o los cortes, mis padres y yo nos pasábamos el día riéndonos entre nosotros de nosotros, con bromas y piques, era todo para mí, para mi familia, para mi relación, mantenía la chispa viva, por lo que un día vi a alguien en un supermercado discutir, estaba en la cola y alguien hizo un comentario divertido sobre lo que iban a tardar en atenderles a todos, le miró y le respondió una bordería, quizá tenía un mal día, una mala semana, un mal mes, todo el mundo lo tiene, pero le seguí un tiempo, ya te dije que los hombres no se fijan mucho en mí, y su comportamiento era siempre de intolerancia al buen humor o las bromas, trataba a la gente con desdén y respondía con seriedad e incredulidad a cualquier comentario jocoso, había elegido a mi primera víctima, no sabía que ponerme, los asesinos en serie que veía en las películas tenían algo que les identificaba, un símbolo que luego sería lo que casi les definiría, era díficil, busqué entre las cosas de mis padres, algún disfraz icónico para ellos y vi la peluca verde que le gustaba ponerse a mi padre cuando se travestía en las fiestas de disfraces, entonces vi también el mono de mecánica que tenía mi madre para cuando también se travestía en las fiestas, les gustaba intercambiarse los papeles que asignaban la sociedad, ese sería mi uniforme, el mono grasiento de mi madre y la peluca verde de mi padre, ojos de panda para distorsionar mi rostro y el cuchillo más afilado con el que cocinaban.
Y allí me presenté, nerviosa, primera vez, entiéndeme, no hay cursos para esto, y de esto se iba a investigar para lo que sin duda sería una serie, es la época dorada de las series y mi personaje se podría desarrollar mejor, sólo espero que no la alarguen hasta joderla, que sean concisos con la historia, por eso iré dejando mis diarios para que tengan en que basarse y no se inventen tanto.
Pero bueno, allí estaba, frente a su puerta, a punto de empezar a hacer historia, tenía que bajar mis expectativas, no iba a ser coser y matar, no, tenía que aceptar que algo saldría mal, que duraría menos de lo que espero y que uno de los dos no estaría a la altura o quizá ambos, también era su primera vez siendo intentando ser asesinado, digo yo, no lo sé, parecía bastante gillipollas.
Toqué a su puerta varias veces pero no respondía, la tele estaba encendida, debía estar, simplemente no querría abrir a nadie a esas horas, escuché sus pasos, mi estómago se volcaba, mis manos en mi espalda adoptando postura de niña buena que va a pedir un favor a un vecino o algo por el estilo, era consciente de que mi aspecto cuando mirara por la mirilla no sería muy saludable por lo que preparé mi mejor sonrisa y esperé impaciente a que me abriera, preguntó quién era a través de la puerta, soy una vecina nueva que necesita unas tijeras para abrir las cajas de la mudanza, no son horas de mudanza ni de andar tocando a los vecinos, me dijo, joder, que a gusto me voy a quedar, lo sé, pero es que trabajo mucho durante el día y sólo podía ahora, ¿Sería tan amable?, le digo, sí, le estaba pidiendo un imposible a alguien más dispuesto a gruñirte que a darte los buenos días, pero accedió y abrió la puerta y entonces de repente, no sé de donde salió, de toda la rabia contenida estos años, de las ganas que tenía de devolvérsela al universo o no sé, pero le pusé el cuchillo en la garganta y le empujé hasta entrar dentro y cerrar la puerta, ¿No sabes que cuanto más ríes más promedio de vida tienes porque es bueno para tu corazón y tu salud mental? le dije, me imploraba que no lo hiciera pero allá fui, le atravesé la garganta con el cuchillo de mi familia, ese trozo de metal atravesó la piel de ese sin humor de persona hasta que murió en mis pies.
La tele estaba encendida, algo de telebasura había, así se me ocurrió dejar la marca, apagué la tele y pinté mi nombre, Berta Kamizake, así se empezó a forjar la leyenda, harán series, películas y documentales por fin de una asesina en serie, basta ya de la discriminación en este oficio también, seré la más temida y no me encontrarán, seré como zodiac pero declarada una mujer en la sombra eso sí, mis victimas son ahora mi universo, vemos una película antes de irme de la escena del crimen y compartimos momentos que nos unen para siempre (con más siempre para mí claro), es difícil conversar o jugar al ajedrez, pero leo en una esquina del sofá mientras me miran por ejemplo, y bueno, creo que lo de que entender que somos motas de polvo en el espacio lo entienden al morir, no hace falta llevarles a ningún paísaje bonito, luego me voy, y me quedo vacía un tiempo hasta que encuentro a alguien a quien matar.
¿Qué porqué te cuento todo esto? Bueno, está claro que sabes que vas a morir, eres mi víctima número 13, y estaba empezando a sentirme muy vacía entrando en las casa y matando a la gente casi sin conectar con esas personas, pero te vi hoy en la cafetería siendo borde con tu cita que sólo intentaba hacerte reír y decidí seguirte y aquí estamos, esta vez he querido dar un paso más y hacer que me conozcas antes de degollarte, quería que fuera especial, quizá ahora que me conoces no me odies tanto mientras te clavo el cuchillo, no lo sé, quizá me estoy volviendo cursi con la edad y necesite algo de sentimiento de vuelta, para mí sois importantes, eres importante y quiero que lo sepas y quería que me conocieras antes de matarte, al final me voy a emocionar y todo, acabemos con esto, ¿Estás listo para unirte a la familia?

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